Han pasado 19 años desde el 17 de Mayo de 1990, día en que se retiró la "homosexualidad" de la lista de "enfermedades" de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero nuestras condiciones no han variado sustancialmente.
Chile (según estudios de la Universidad de Chile y la Fundación Ideas) presenta niveles peligrosos de intolerancia contra los homosexuales. Así, por el sólo hecho de decirnos o aceptarnos como no heterosexuales, se nos discrimina inmediatamente, expulsándonos de colegios y lugares de trabajo, con un difícil acceso en el ámbito laboral, educacional y salud, esto enmarcado en el gran conservadurismo propiciado sobretodo por la Iglesia y la Derecha. Pero no es casual que se nos discrimine, ya que somos las minorías sexuales las que cuestionamos en los hechos la institución de la familia y por ende, la herencia del patriarcado, por el hecho de no dejar descendencia, es decir, como dirían empresarios, "mano de obra" barata que sirva para el crecimiento sostenido del país, en definitiva para la producción y reproducción de la sociedad capitalista.
En este sentido, se interrumpe la reproducción y la construcción del orden social en torno a la figura del matrimonio heterosexual, sin reproducir, por ende, de forma directa los roles sociales, de género, religiosos y morales que nos imponen día a día los medios de comunicación de masas con la influencia directa de la moral de la Iglesia, bombardeándonos con imágenes que avalan y sustentan la familia como único vinculo válido de relaciones humanas, exponiéndolo como "normal" y "natural", siendo que la atracción entre personas de un mismo sexo está presente desde la existencia del ser humano.
La Ley contra la Discriminación ha descansado 4 años en el Parlamento (compuesto por la Concertación y la Derecha), el mismo que mantiene intactas las leyes que nos discriminan, como por ejemplo, el articulo 373 del código penal que condena de ofensa a la moral y las buenas costumbres a las manifestaciones afectivas entre personas del mismo sexo, el cual se nos aplica arbitrariamente por parte de los policías que legalizan la discriminación y la represión. Otro ejemplo es el artículo 365 (rige sobre menores de 18 años) que establece una edad determinada para poder mantener una relación con una persona del mismo sexo, a diferencia de los heterosexuales.
Es esta misma ley sobre la que el Movilh (Movimiento liberación homosexual) ha intentado agregar un punto sobre el respeto a la opción sexual que defienda a las minorías sexuales, pero en esta ley se ha incorporado a la iglesia evangélica "como sector oprimido por la Gran Iglesia Católica". Mientras que son los mismos evangélicos quienes se han manifestado fervientemente contra la homosexualidad, atacando verbalmente a organizaciones como el MUMS y el Movilh, y buscando impedir que la Ley contra la Discriminación agregue este punto. Por eso es necesario defendernos y no transar con estos grupos religiosos, hay que rechazar que dentro de una ley tan general como ésta, se incluyan también a las minorías religiosas, cuando son las mismas religiones e iglesias las que avalan y refuerzan la discriminación a las minorías sexuales en la realidad.
Creemos desde Pan y Rosas – Teresa Flores que hay que avanzar en la lucha por nuestros derechos democráticos, como la Unión Civil, contra la criminalización por nuestra condición sexual poniendo límites y prohibiciones de discriminación, el derecho a la educación, etc. Es necesario unir fuerzas con organizaciones de mujeres, estudiantiles, derechos humanos e izquierda, sobretodo junto a las organizaciones de los trabajadores y trabajadoras, para preparar una respuesta tanto ante la descarga de las crisis económica que hacen los patrones y el gobierno sobre nuestros hombros (con despidos, reducción de personal, mayor horas de trabajos, flexibilización laboral, etc.), como para defender unitariamente nuestros derechos, luchando de manera independiente de toda variante del gobierno, los partidos patronales (tanto la Derecha como la Concertación y los "independientes") y la Iglesia.
Es necesario impulsar una lucha activa por nuestros derechos, pero para conquistarlos y mantenerlos, es necesaria una lucha anticapitalista –luchando por un revolución socialista- para acabar de fondo con la hipocresía que nos impone el Estado capitalista y la Iglesia, su doble moral que mientras nos discriminan por no corresponder a la heteronorma, al mismo tiempo permiten violaciones, abusos, malos tratos, defendiendo "valores" y una cultura asentada sobre bases de la humillación, la opresión y la explotación. Sólo así podremos enfrentar al Estado que criminaliza nuestra condición, "naturaliza" nuestra opresión y que cierne sus cadenas agudizándola si además somos trabajadores, trabajadoras y pobres. La lucha de GLBTT (1) es la lucha contra el capitalismo y el patriarcado que sólo podrá darse en conjunto con todos los oprimidos y explotados por este sistema capitalista, para desde sus ruinas construir una sociedad de verdadera igualdad y libertad. Sólo de esta manera podremos sentar las bases concretas y favorables para una sexualidad libre de toda forma de opresión, donde nosotras/os podamos decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas.
Pan y Rosas – Teresa Flores te invita a levantar juntos y juntas estas banderas de lucha, para que seamos cientos de miles en llevar adelante esta tarea de terminar con este sistema de explotación y opresión y conquistar nuestra liberación.
Por la prohibición por ley de despidos y expulsiones de colegios y trabajos por género y opción sexual.
Por el derecho al libre ejercicio de nuestra sexualidad.
Basta de discriminación y violencia contra GLBTT.
Por una educación sexual sin moral de la Iglesia.
Por la separación efectiva de la Iglesia y el Estado.
1. Gays, Lesbianas, Bisexuales, Travestis y Transexuales.
Pan y Rosas
Agrupación de mujeres integrada por militantes de Clase contra Clase e independientes
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