viernes, 12 de septiembre de 2008

¿Por qué Pan y Rosas?


Por Celeste Murillo (Pan y Rosas - Argentina)


Una mancha de tinta se expande en la tela porque penetra profundamente sus fibras. Una acción decisiva cambia a sus protagonistas porque penetra, como la tinta a la tela, profundamente la fibra de sus vidas. Esa es la historia de las mujeres de Lawrence (Massachusetts, EE.UU.), que protagonizaron una huelga que culminaría con implementación de la jornada reducida, aumento de salarios y reconocimiento de los sindicatos. Este mes se cumplen 92 años de esa lucha, conocida como la huelga de "pan y rosas".


Queremos el pan...

La década que inauguró el siglo XX en EE.UU. se vio plagada de huelgas duras, en gran parte protagonizadas por obreras textiles, la industria pujante del momento. La industria textil empleaba gran cantidad de mano de obra inmigrante –atraída por avisos mentirosos desde la empobrecida Europa-, femenina e infantil. Más de la mitad eran mujeres, muchas de ellas, menores de 18 años.

El año nuevo de 1912, lejos de los banquetes burgueses, las trabajadoras de Lawrence salían a la huelga. La enorme mayoría no estaba organizada en sindicatos, ya que la AFL(1) sólo afiliaba obreros calificados, es decir, varones blancos. La organización que encabezó la huelga fue la IWW(2), que por el contrario, veía indispensable organizar a los más explotados entre los trabajadores: mujeres, negros e inmigrantes.

El 10 de enero se realiza la primera reunión en la IWW, donde mil obreras, que acaban de recibir su cheque con un salario menor, deciden llamar a la huelga. La primer medida que se toma, además del fondo de huelga, es el método del piquete masivo alrededor de las fábricas: se resolvió formar una línea infinita alrededor de los establecimientos, que se mantenía las 24 horas y se movía constantemente, haciendo imposible, a los carneros y la policía, entrar a la fábrica.


... pero también las rosas

La huelga se extiende, las obreras se mantienen firmes y la patronal también. El comité de huelga instala guarderías y comedores comunitarios para los hijos de las obreras. Las medidas apuntan a facilitar la participación de las trabajadoras. Además se realizan reuniones sólo de mujeres, ya que también es necesario combatir el machismo que reinaba entre los activistas.

La IWW tiene una política especial dirigida a los niños, que enfrentan los ataques de maestros, vecinos y amigos por la actividad de sus madres: inauguran reuniones infantiles del sindicato donde se discute por qué sus madres y padres están en huelga. Finalmente se decide enviarlos a otras ciudades, donde los albergan familias solidarias con la lucha. En el primer tren salen 120 chicos, que regresarán a casa cuando finalice la huelga. En el momento en que se dispone a salir el segundo tren, la policía desata la represión contra los niños y las mujeres que los acompañan. Este episodio lleva el conflicto a las páginas de los diarios nacionales y al Congreso.

La gran difusión, la firme decisión de las obreras y el miedo de la burguesía a que se extienda la huelga, hace ceder a los patrones que aceptan la jornada laboral reducida y el aumento de los salarios, temerosos de que se propagara el grito de "queremos el pan, pero también las rosas". Estas obreras de principios de siglo, tomaron el cielo por asalto y lograron una de las primeras victorias del proletariado en EE.UU., además de mostrar el protagonismo decisivo de las mujeres en las grandes luchas obreras.




PAN Y ROSAS

James Oppenheim, 1911

Mientras vamos marchando, marchando, a través del hermoso día/ un millón de cocinas oscuras y miles de grises hilanderías / son tocados por un radiante sol que asoma repentinamente / ya que el pueblo nos oye cantar: ¡Pan y rosas! ¡Pan y rosas!

Mientras vamos marchando, marchando, luchamos también por los hombres / ya que ellos son hijos de mujeres, y los protegemos otra vez maternalmente / Nuestras vidas no serán explotadas desde el nacimiento hasta la muerte, / los corazones padecen hambre, al igual que los cuerpos / ¡dennos pan, pero también dennos rosas!

Mientras vamos marchando, marchando, gran cantidad de mujeres muertas / van gritando a través de nuestro canto su antiguo reclamo de pan; / sus espíritus fatigados no conocieron el pequeño arte y el amor y la belleza / ¡Sí, es por el pan que peleamos, pero también peleamos por rosas!

A medida que vamos marchando, marchando, traemos con nosotras días mejores. / El levantamiento de las mujeres significa el levantamiento de la humanidad. / Ya basta del agobio del trabajo y del holgazán: diez que trabajan para que uno repose / ¡Queremos compartir las glorias de la vida: pan y rosas, pan y rosas!

Nuestras vidas no serán explotadas desde el nacimiento hasta la muerte;/ los corazones padecen hambre, al igual que los cuerpos / ¡pan y rosas, pan y rosas!

Este poema fue escrito en diciembre de 1911, por James Oppenheim, un poeta y activista afiliado al sindicato combativo IWW (Industrial Workers of the World). Según la investigación de Jim Zwick, tanto en la historia de EE.UU. como en la conciencia popular el slogan “pan y rosas” está asociado a la famosa huelga de las obreras textiles de Lawrence –Massachussets, de 1912. Tan es así que esa huelga es conocida como la huelga de “pan y rosas”. No existe documentación directa del uso del slogan por parte de las obreras, pero se dijo que el poema de James Oppenheim estuvo inspirado por un cartel que llevaban las manifestantes en huelga que rezaba “queremos el pan pero también queremos las rosas”.


1 American Federation of Labor (Federación Americana del Trabajo)

2 Industrial Workers of the World (Trabajadores Industriales del Mundo)

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